Un día como ayer se apagó la voz de Chabuca Granda (Cotabambas, Apurímac, Perú, 3 de septiembre de 1920 – Miami, 8 de marzo de 1983, una de las cantautoras más emblemáticas de la música latinoamericana. Las composiciones de Chabuca se sitúan entre la poesía y el sentir popular; en ámbito nacional -peruano- Chabuca construyó no solo una identidad dentro del género, sino también de lo limeño para expresar el sentir criollo: los valses La flor de la canela, Fina estampa y José Antonio son considerados los más famosas de la capital peruana, casi un himno del criollismo.
La obra de Chabuca tuvo una segunda etapa musical donde se denota un marcado interés en problemáticas sociales, ésta etapa alcanza su punto máximo con el acercamiento a una importante generación de poetas como César Calvo, Antonio Cisneros, Manuel Scorza, Juan Gonzalo Rose, Arturo Corcuera, entre otros. A través de ellos Chabuca Granda conoció la obra de Javier Heraud, a quien le dedicó un ciclo de canciones tras enterarse de su fallecimiento como guerrillero en Madre de Dios: Las flores buenas de Javier, El fusil del poeta es una rosa, Silencio para ser cantado, entre otros.
Durante la década del setenta, y ya en su última etapa como solista vigente, se interesó por realizar homenajes a la poesía de distintos artistas que la habían influenciado. En ese ciclo de canciones, dedicó numerosos temas al poeta peruano Javier Heraud, y a la reconocida compositora y artista chilena, Violeta Parra.
Hay que subrayar una de las virtudes de sus composiciones musicales que concierne el rescate y posteriormente, la difusión de la música afroperuana.
Les invitamos a escuchar Fina estampa, vals dedicado al ing° Eduardo Antonio Granda San Bartolomé, su padre.
“Cardo o ceniza”, inspirado en una historia de amor de Violeta Parra.
Caetano Veloso, canta (y encanta)