Andrés Eloy Blanco, fue un poeta, escritor y político venezolano (Cumaná, 6 de agosto de 1897 – 21 de mayo, de 1955, Ciudad de México). Fue conocido como el poeta más popular de Venezuela; también destacó en la oratoria (considerado el mejor orador de Venezuela del XX siglo); practicaba también la poesía social, el humorismo, el ensayo, el teatro y la arenga política, sus obras completas, editadas por el Congreso Nacional en 1973, conforman diez gruesos volúmenes.
Hasta los cuarenta años, la vida de Andrés Eloy Blanco estuvo marcada por la oposición a regímenes dictatoriales y la represión que sufrió a resultas de las posturas políticas de su familia o de las suyas propias. Hijo de Luis Felipe Blanco y de Dolores Meaño, este cumanés pasó una parte de su infancia, desde los ocho años, en la isla de Margarita, donde su familia había sido confinada por manifestarse contraria al régimen de Cipriano Castro. Quién sabe si fue por apego a esta tradición familiar de inconformismo: el caso es que Andrés Eloy no esperó a que se produjeran las famosas manifestaciones estudiantiles del Carnaval de 1928 para significarse públicamente contra ese otro dictador, llegado al poder bajo el ala de Castro, que fue Juan Vicente Gómez.
Caraqueño de adopción desde comienzos de la década de 1910, rápidamente se incorporó a la vida cultural de la ciudad. Desde la universidad, donde cursó estudios de derecho, participó activamente en los círculos estudiantiles. Ello le valió su primer encarcelamiento en la temible cárcel de La Rotunda, en 1918. Asiduo del Círculo de Bellas Artes, en 1916 había recibido su primer galardón literario: la “flor natural” en los juegos florales de Ciudad Bolívar, con el poema “Canto a la Espiga y al Arado”. Dos años después publicó un drama en verso, El huerto de la epopeya, dedicado a los soldados caídos en la Legión Extranjera francesa, y durante la década de 1920 compaginó la abogacía y la escritura.
Publicó en 1921 Tierras que me oyeron, su primer libro, y en 1923 obtuvo el primer premio en los Juegos Florales de Santander, en un concurso promovido por la Real Academia Española de la Lengua, con su poema Canto a España. Ello le permitió viajar a España, donde frecuentó diversos círculos literarios. Antes de regresar a Venezuela fue elegido miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, y, de paso por La Habana, se introdujo entre los escritores cubanos y los exiliados venezolanos.
Pero fue a partir de 1928 cuando se fraguó el destino político del escritor. Activo participante en los movimientos de protesta de comienzos de ese año, editor del periódico antigomecista El Imparcial y simpatizante del Frente de Acción Revolucionaria (FAR), después del golpe del 7 de abril fue encarcelado de nuevo en La Rotunda, de donde sería trasladado al Castillo Libertador de Puerto Cabello, antes de ser confinado más lejos aún de Caracas, en Timotos y en Valera. Fueron años de duro presidio, que las autoridades suspendieron en 1935 ante el agravamiento de su estado de salud para permitirle regresar a la capital, pero eso sí, bajo expresa prohibición de publicar en prensa o hablar por radio. Esta última disposición es un indicio de la popularidad que ya había alcanzado como orador.
Como no se le prohibiera, por otra parte, publicar obra literaria, dio a la prensa un conjunto de textos reunidos con el título Poda, escritos antes de su cautiverio, entre 1923 y 1928. Pero habría que esperar a la muerte del dictador para que Andrés Eloy Blanco publicara sus primeros libros notables: Barco de piedra (1937) y Baedeker 2000 (1938). Escrita en sus prisiones y conservada gracias a la diligencia de sus hermanas, quienes en cada visita que le hacían lograban sacar sus textos clandestinamente, esta parte de su obra lo confirma como uno de los mejores exponentes de la poesía social del momento. El drama Abigaíl, de 1937, que representa lo mejor de su teatro poético, junto con La Juanbimbada, comenzada a finales de la década de 1920, manifiesta su gran sensibilidad al habla popular y su rechazo de los hermetismos. Él mismo bautizó su manera de acercarse a la realidad con el término “colombismo”: “no es una nueva escuela. Es un estado del alma. Se trata de una actitud descubridora del poeta en contacto con la realidad americana”.
Fue también ministro de Relaciones Exteriores en el breve gobierno del presidente Rómulo Gallegos, tras cuyo derrocamiento partió al exilio, primero a Cuba y finalmente a México, donde murió en un absurdo accidente de automóvil.
Escritor prolífico y polifacético, Andrés Eloy Blanco cultivó todos los géneros: poesía, cuento, ensayo, dramaturgia y periodismo, y fue un notable humorista. Su única novela, El amor no fue a los toros, se editó en España en 1924. Su poesía, con excepción de una breve incursión inicial en las vanguardias, ofrece una mezcla de romanticismo tardío, folclorismo y autobiografismo testimonial. Debió su fama a sus glosas populares o “Palabreos” y al libro Poda (Saldo de poemas 1923-1928), con composiciones tan célebres como El limonero del Señor y el Canto a España, con el que obtuvo el premio de la Real Academia Española en 1923. Siguen leyéndose en la actualidad muchos de sus poemas de acento y temas populares: Angelitos negros (interpretado por cantantes como Pedro Infante y Antonio Machín en su versión musicada), Palabreo de la loca Luz Caraballo o El conejo blanco.
En 1955 se publicó en México Giraluna, donde regresa, según Juan Liscano, “a una intimidad sacrificada por la vida pública, retomando los temas de su obra fundamentalmente amorosa, generosa, idealista”. Del resto de su obra literaria son destacables los cuentos La gloria de Mamporal y Noche de Reyes; su biografía de José María Vargas, titulada Vargas, albacea de la angustia (1947); y, de sus diecisiete obras teatrales, el drama Abigaíl (1937).