María Cervantes
Estampas habaneras. María Cervantes
El 30 de noviembre de 1885 se llenó de alegría el hogar del célebre músico habanero Ignacio Cervantes y su esposa María Amparo Sánchez, por el nacimiento de su hija María, quien ocupó un sitio entre los 14 descendientes del matrimonio.
Nacida en un medio artístico y de amor a la música, desde que era pequeña María se sintió atraída por el piano, instrumento que al inicio comenzó a estudiar bajo la acertada dirección de su padre.
Luego, María Cervantes amplió sus saberes con otros profesores, como el músico puertorriqueño Gonzalo Núñez y Enriqueta García de Pujols, quien fue alumna de Ignacio Cervantes.
En 1907, María terminó una obra musical que tituló Fusión de Almas, que su padre le dedicó y no pudo terminar, al ocurrir la muerte de ese destacado creador musical.
Singular intérprete
Con solo 13 años, la pianista María Cervantes actuó en el teatro habanero Tacón y en 1929 debutó profesionalmente en el importante coliseo capitalino Campoamor, del que solo quedan ruinas, a pesar de su privilegiada ubicación, al fondo del Capitolio.
Ese año grabó sus primeros discos para la firma norteamericana Columbia y actuó a dúo con el compositor e intérprete guanabacoense Ernesto Lecuona, en el cine habanero Encanto.
En la tercera década del siglo Veinte, María Cervantes alcanzó gran popularidad con sus interpretaciones al piano y fue contratada en Estados Unidos para hacer nuevas grabaciones con el artista argentino José Bohr y actuar en el cabaret del que éste era propietario.
Ella cantaba canciones de su autoría en un estilo muy especial, pues más que cantar, las decía como si conversara, mientras se acompañaba al piano.
María Cervantes y la música
Seguida por la aureola de popularidad que logró en su país y el exterior, a inicios del siglo XX, la pianista habanera María Cervantes volvió a Cuba y trabajó en diversos programas radiales.
En 1952 hizo recitales en el Museo Nacional de Bellas Artes, en los que interpretó música popular. En su notable labor como compositora se destacan las canciones, boleros, romanzas, valses y danzas, para voz y piano solo, que tenían como característica un lenguaje sencillo.
Una de las últimas actuaciones de María Cervantes fue en el habanero Parque Lenin, a inicios del año 80 del siglo pasado, donde hizo un dúo ocasional con la soprano cubana Alina Sánchez, que fue largamente ovacionado por el público.
María falleció en La Habana el 8 de febrero de 1981.