Un día como hoy 8 de febrero de 1875, en una casita muy humilde en el barrio de Santa Bárbara, en Huichapan, Hidalgo, México, nació el talentoso compositor Abundio Martínez, músico de origen otomí, a quien se le conoce sobre todo por temas como La barca de oro, En alta mar; pero que dejó más de 200 piezas: valses, danzas, marchas, polkas y pasos dobles de su autoría que han llegado a ser interpretadas por sinfónicas de México y Europa, lo que con el tiempo lo han convertido en uno de los compositores mexicanos más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX.
Cuentan sus biógrafos que su padre se desempeñó como carpintero, al mismo tiempo que dirigía la banda de música del pueblo, a finales del siglo XIX, época en la que Abundio tuvo que aprender el oficio de su padre, y fabricando cajitas y costureros de madera obtenía algún dinero para apoyar a su familia.
Su padre fue director de la banda de Huichapan y gracias a sus conocimientos musicales, pudo enseñarle a su hijo a tocar diversos instrumentos, entre ellos el violín, la flauta, la guitarra y el piano; además de escribir y leer música, señala un sitio de biografías difundidas por la Secretaría de Educación Pública (SEP).
De joven, Martínez participó en la banda de su pueblo, igual que como lo había hecho su padre, por lo que también obtuvo ganancias monetarias por cada vez que se presentaba con el conjunto musical del pueblo de Huichapan.
Al morir su padre, Abundio y sus dos hermanas, Soledad y Dolores, se mudaron a la capital del país, buscando trabajo ante la precaria situación económica en la que vivían.
Los jueves por la noche y los domingos en la mañana, Martínez salía a tocar en la explanada de la Alameda Central; allí comenzó a dar a conocer parte de su obra escrita, gracias al talento de la banda que interpretaba su música.
Con la invención del fonógrafo, Martínez pudo vender algunas de sus obras, pues a la gente le gustaba su música, ya que tenía un estilo y relatividad melódica que no decaía en ninguna parte, había riqueza de matiz en la armonización y elegancia en los cambios de tono.
De acuerdo con otros datos biográficos disponibles, se destacó en la creación de valses, danzas, marchas, polkas y pasos dobles, tales como Noche apacible, Hidalguense, Las cuatro danzas, Ana gloria y Onda cristiana.
Para muchos expertos de la música, es admirable el trabajo de un hombre como él, ya que, a pesar de no tener una influencia directa de la música de Europa del siglo XIX, Martínez demostró poseer talento nato en la creación de aclamadas obras.
Una de sus piezas más importantes es el vals En alta mar, dedicado a Carmelita Romero Rubio, esposa del presidente Díaz; sin embargo, el único reconocimiento que tuvo del presidente fue un “gracias”, sin compensar el trabajo artístico de su connacional.
Después de una vida consagrada a la música, el maestro Martínez falleció en la Ciudad de México en 1914, a causa de una tuberculosis que se fue agravando, en medio de la más completa miseria y con 22 pesos en el bolsillo.
El prolijo trabajo de Abundio Martínez aún espera muchas horas de investigación en el Archivo General de la Nación, donde, según señalan estudiosos, se resguardan sus obras como patrimonio de la nación.
En condiciones de extrema pobreza y víctima de la tuberculosis fue hallado muerto el 27 de abril de 1914, el compositor mexicano .
En busca de reivindicar su talento, en enero del 2016, los restos mortales del compositor huichapense fueron depositados simbólicamente en la Rotonda de Hidalguenses Ilustres en la capital de Hidalgo, pues no pudieron localizarse en el panteón de Dolores de la Ciudad de México, donde había sido sepultado.