Hoy recordamos el deceso del astrónomo mexicano Guillermo Haro (Ciudad de México, 21 de marzo de 1913 – Ciudad de México 27 de abril de 1988), a quien el poeta Alfonso Reyes denominó “Sacerdote del Telescopio”. Alfonso Haro fue también investigador y académico; estudió filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). A los 28 años conoció al astrónomo Luis Enrique Erro, poco tiempo después su interés lo llevó a convertirse en asistente del recién fundado Observatorio Astrofísico de Tonantzintla, en Puebla.
Este ambiente científico lo llevó a estudiar Astronomía en el Harvard College Observatory. A su regreso a su país natal, estuvo a cargo de la cámara de Schmidt de 24-31 pulgadas, donde comenzaron sus investigaciones de las estrellas extremadamente rojas y extremadamente azules.
Su esposa Elena Poniatowska escribió que fue en aquellos tiempos cuando pasó “los mejores años de su vida”, además de ser una persona preocupada “no sólo de la realidad de México, sino por comprender qué posición tenemos en el cosmos”.
Entre sus descubrimientos se encuentran alrededor de ocho mil estrellas azules, 44 galaxias azules, una supernova, así como el ya mencionado cometa Haro-Chavira.
En 1957 se convirtió en el primer mexicano en formar parte de la Sociedad Astronómica Americana; al siguiente año contrajo matrimonio con la escritora y periodista Poniatowska.
El sitio del Colegio Nacional apuntó que entre sus publicaciones más reconocidas están Nebulosas con emisión en sistemas extragalácticos, Nuevas estrellas con emisión en las regiones oscuras del Toro-Auriga-Orión, investigadas por Joy, Cometa Haro-Chavira, entre otras.
Además, recibió múltiples reconocimientos como: la Medalla Honorífica de la Academia de Ciencias de Armenia, el Premio Nacional de Ciencias por el gobierno federal de México, y la Medalla Lomonósov de la Academia de las Ciencias de Rusia.
Las cenizas del astrónomo Guillermo Haro fueron divididas: una mitad se encuentra en la Rotonda de las Personas Ilustres, mientras que la otra fue depositada junto al sepulcro de Luis Enrique Erro, en la cima de Tonantzintla.
