Hoy 27 de mayo recordamos el XI aniversario del deceso del poeta peruano: Alejandro Romualdo Valle Palomino – Trujillo, La Libertad, 1926 – Lima, 2008.
Fue poeta, fue dibujante, profesor y periodista; además de haber sido un destacado miembro de la generación del 50 de la literatura peruana. A pesar que no gozó de la celebridad que sí habían alcanzado otros autores de su generación, su pluma poética mereció su valoración, y la atención del público y la crítica, uno de esos grande críticos fue el Prof. Antonio Melis.
La obra de Alejandro Romualdo está impregnado de distintas influencias, las cuales las sintetizaba en una fórmula muy personal: el cuidado del vocabulario evoca la estética del modernismo, mientras la atención a los temas existenciales proviene de César Vallejo.
Su libro Poesía concreta (1952) puede considerarse el arranque de su actitud crítica ante la realidad social. Para ello, Romualdo se sirvió con destreza de las formas y estrofas clásicas, adecuándolas a nuevos significados. A menudo parte de clichés coloquiales a los que otorga un nuevo sentido, desvinculando los términos de su uso común.
Con Edición extraordinaria (1958) hizo de la poesía un instrumento de agitación y propaganda política, vinculándola a sus convicciones marxistas. Sin renunciar a esas convicciones, Romualdo acudió a otras fórmulas estéticas, como lo demuestra Cuarto mundo (1972) y, sobre todo, Extensión de la palabra (1974), poema-libro que experimenta con elementos visuales y gráficos y lo acerca a cierta fase de la poesía de Octavio Paz.
Ya en Poesía 1945-1954 se advertía una preocupación poética, más allá de la proclama circunstancial, próxima a la de poetas como Jorge Eduardo Eielson y Javier Sologuren. Otras de sus obras que merecen destacarse son Cámara lenta (1950), La torre de los alucinados (1951), Desde abajo (1961), Como Dios manda (1967), El movimiento y el sueño (1971), Poemas (1975) y Poesía íntegra (1986).