Salvadora Medina Onrubia.
Mujer militante, luchadora por la libertad, por la justicia social, participante de movimientos obreros libertarios se encuentra totalmente invisibilizada en la historia argentina. Acercarse a su vida no es fácil. Es un personaje lleno de contradicciones, atrapado por la aventura, pasión, hazañas, grandes gestos y proezas.
Nace en 1894, en La Plata, en un hogar judío.
Pasa su infancia y primera juventud en Gualeguay, Entre Rios, en la zona rural donde fue maestra. A los 16 años, fue madre soltera y abandonada por el padre de su hijo sufrió la crítica y el desprecio de la sociedad conservadora.
En 1914 se traslada a Buenos Aires, donde comienza a militar en el anarquismo. El anarquismo sostiene que el estado es un instrumento de dominación y opresión de las clases dominantes, por ello propone su destrucción, la ausencia total de un gobierno formalmente constituido y por lo tanto una sociedad igualitaria basada en la gestión local a través de asambleas populares
En contacto con anarquistas Salvadora conoce el inmigrante ucraniano Simón Radowitzky, que mató con una bomba casera en 1909 al Jefe de Policía, Ramón Falcón, ejecutor de una masacre contra anarquistas. Salvadora, con sus pocos años, se involucra con este anarquista, y le pide una entrevista personal al Presidente de la Nación, Figueroa Alcorta, pero no la consiguió.
Ella ayuda a fugarse a Simón, pero el anarquista fue apresado nuevamente y confinado en la cárcel de Ushuaia durante 21 años. Cuando fue indultado, recordó muy especialmente la ayuda de Salvadora, quien también había luchado para que ese indulto se hiciera realidad.
Tomó parte activa en las luchas callejeras entre el ejército y los obreros durante la Semana Trágica y fue oradora en manifestaciones.
En 1915, se casó con Natalio Botana el creador del diario Crítica. Botana, fue un empresario uruguayo , del más rancio abolengo, amigo de Presidentes y artistas . Introdujo modificaciones fundamentales y muy creativas en la prensa argentina. El diario Critica era sensacionalista y de tendencia conservadora, pero dio lugar a figuras como Roberto Arlt y Jorge Luis Borges, entre otros, abrió el camino a las grandes coberturas deportivas y fue el primer multimedio argentino.En ese tiempo la impronta del diario Crítica fue marcando el ritmo del país. El diario era moderno, masivo y financiado a través de las publicidades. De una tirada de 5.000 ejemplares en 1913, pasa a vender 75.000 en 1922. Incluyó la literatura de vanguardia, las historietas, el tango y la crónica policial.
Desde esa época, Salvadora, incursionó en las letras, se destaca como periodista en el anarco-comunista diario La Protesta, también en Fray Mocho, PBT, y Caras y Caretas y Crítica.
También fue autora teatral de numerosas obras exitosas, dejando su mensaje libertario anarquista y feminista. Algunas de sus obras, como “Las descentradas” se representan aún en nuestra época. . Se la llamaba La Venus roja, por su cabellera pelirroja y su belleza extraordinaria.
En 1931, en Argentina, casi un año después de perpetrado el primer golpe de Estado de nuestra historia, gobernaba el dictador fascista José Félix Uriburu. Su régimen inauguró el tiempo de la persecución ideológica, la tortura como infame mecanismo de interrogación, la censura y el destierro forzoso de muchos opositores, entre otras bondades autoritarias que con los años se fueron perfeccionando. Uriburu y su comisario político, Leopoldo Lugones (hijo )clausuraron el diario Crítica y detuvieron a su director propietario Natalio Botana y a Salvadora. Fue la primera mujer detenida por motivos políticos.
En su lugar de detención, la Cárcel del Buen Pastor, lejos de amedrentarse por la intimidación de sus carceleros, logró escribir, casi clandestinamente una carta dirigida al general Uriburu que, inmediatamente tomó estado público gracias a la filtración de un familiar. En esa carta demuestra el desprecio que le inspira el Presidente y el Sistema; fue revolucionaria e inusitada para la época.
Salvadora con sentido del humor expresó: : “lo bueno de estar preso es que se puede hablar libremente de todo sin miedo a que te metan preso”.
Además del hijo que Salvadora tuvo de soltera, tuvo tres hijos más con Natalio Botana. Su hijo de soltera, Carlos, muere a los 17 años víctima de un confuso episodio con un arma de fuego. Nunca pudo determinarse si se trató de suicidio o accidente. Luego de esta muerte, esta mujer que había hecho frente a todas las dificultades de la vida, parece por primera vez, darse por vencida. El alcohol, los viajes, la escritura y su continuo compromiso con la causa anarquista son algunos de los factores que logran sacarla de esa profunda depresión, aunque algunos dicen que en realidad ya nunca fue la misma.
Los Botana fueron dueños de la fastuosa quinta de Don Torcuato, que fue visitada por los personajes más famosos de la época, Pablo Neruda , José Ortega y Gasset, Federico García Lorca y tenía un mural llamado “Ejercicio plástico” pintado por el mexicano David Alfaro-Siqueiros. Esta quinta fue el lugar elegido por Carlos Saúl Menen para pasar sus días preso.
Natalio Botana, muere, luego, en un dudoso accidente automovilístico en 1941, y Salvadora toma las riendas del diario Crítica. En esa época muestra un altruismo y generosidad sin límites con escritores noveles , brindándoles infinitas posibilidades, aunque nunca logró el respeto de la sociedad porteña . El diario Crítica fue expropiado por el Gobierno peronista en 1951, perdiendo paulatinamente, la familia todos sus bienes.
Salvadora continúa escribiendo, amando a sus, hijos nietos y sobrinas, y profundizando sus estudios de teosofía a los que era muy adicta y llevando una vida transgresora y con su veta anarquista siempre adelante.
Siendo muy mayor caminaba por Buenos Aires y cuando veía algún local de empresas multinacionales les gritaba “abajo el capitalismo, fuera yanquis de América latina”.
Mantuvo su pasión y atrevimiento hasta el final de sus días, en 1971.
En una entrevista poco antes de su muerte, recordó : “Vine a Buenos Aires porque quería vivir como una artista, y eso significaba para mí la libertad, la humanidad universal, todas las experiencias sexuales, y, por supuesto, la revolución, el fin del mundo de oprimidos y opresores, de pobres seres degradados como bestias…”.
En la valentía de Salvadora, va el homenaje a tantas mujeres de valor que entregaron su sangre para que todo esto cambie de una vez … alguna vez.